Y Sí, Soy una Bruja
Hace algunos años no me hubiera atrevido, ni en broma, a pronunciar esta afirmación. Los temas relacionados a la brujería, los rituales y las tradiciones femeninas, generaban cierto respeto, cuando no miedo, y eran severamente criticados.
Hoy día vivimos una recuperación de lo femenino como elemento creativo, balance y centro de un yo colectivo.
Así que hoy, como muchas de ustedes, estoy de vuelta. Regreso y salgo del anonimato que mantuve para no ser quemada en la hoguera. Vengo a recuperar el lugar del que fui despojada.
Bruja, curandera, sabia, consejera, madre, anciana, poderosa, muy femenina y sobre todo, mujer inserta en la historia.
La brujería consiste en una serie de creencias heredadas, nada doctrinales, muy cuestionables en cada generación. La brujería puede ser la transmisión de esa sabiduría divina, se trata de toda una energía integradora de la creación universal.
Soy creyente. Creo en la fuerza y sabiduría de las mujeres. Creo en el amor y la muerte. Creo en las tradiciones y en mis antepasados varones. Creo y experimento la fuerza con la que nos transformamos cada día para llegar a ser eso que todavía no somos.
Llevo la herencia de mi abuela, hago magia. Pero si crees que es de esa magia que se logra de chasquear los dedos, mover la nariz, o agitar varitas, no, no confío en ese tipo de magia.
Mi magia consiste en encauzar mi fuerza creadora, mi fuerza de amor. Mis hechizos se basan en ayudar a otros a lograr una comprensión del mundo, desde y para el amor.
Guille Elizondo